Durante el verano estamos más expuestos al sol y a las consecuencias que el sol tiene sobre nuestra piel y que ya son conocidas por todos. Por eso, en esta época del año es fundamental prevenir para evitar quemaduras, manchas, arrugas, rojeces… Lo ideal es conocer cómo cuidarnos para evitar males mayores.

Usa protección solar

Y no solo si vas a la playa o la piscina, sino a diario en las zonas que vayan a estar más expuestas al sol. El protector solar debe ser elegido según el tipo de piel, aunque cada vez se recomienda un mayor factor de protección, siendo el mínimo uno con 15 de FPS. Si vas a estar en la playa o en la piscina debe aplicarse unos 15 o 30 minutos antes de la exposición solar y repetirse cada dos horas.

Mantén una piel limpia e hidratada

La limpieza diaria de la piel debe realizarse con productos suaves que no irriten, pero ayuden a eliminar la grasa y suciedad acumulada. Es recomendable limpiar el rostro incluso dos veces al día, ya que en verano sudamos más y los poros se pueden tapar, causando brotes de granos. También es importante la exfoliación para eliminar las células muertas.

Por otra parte, las cremas hidratantes nos permitirán recuperar la humedad perdida y son especialmente útiles si se nos reseca la piel para recuperar el agua. Beber abundante agua también te va a permitir mantener la hidratación que la piel necesita y evitar la deshidratación.

Elige la ropa adecuada.

Recomendamos utilizar ropa ligera que cubra la mayor parte del cuerpo, así evitarás la acción directa del sol. Asimismo, es importante usar zapatos con materiales que no favorezcan la aparición de hongos ni heridas.

Cuida tu alimentación.

En esta época del año debe priorizarse el consumo de frutas y verduras, que son alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la A, C y E.

La vitamina E es especialmente importante para el cuidado de la piel ya que previene la degeneración celular. Está presente en aceites, frutos secos, en pescados y en verduras y hortalizas.