En ocasiones unas mejillas coloradas esconde un problema de lesiones faciales, entre las que destacan la cuperosis y la rosácea. Son dos lesiones diferentes pero que a menudo se confunden porque se manifiestan de forma similar, con enrojecimiento en las mejillas y la nariz.
La rosácea es una inflamación de la piel, mientras que la cuperosis se trata de pequeños capilares dilatados. El tratamiento dependerá del diagnóstico, mientras la cuperosis se elimina de forma definitiva y sencilla con láser, la rosácea necesitará probablemente de tratamiento tópico con fármacos.
CUPEROSIS
Se trata de capilares venosos vasodilatados que se vuelven visibles y crean una red vascular llamadas telangiectasias, que forma manchas rojizas en la zona media del rostro. Se localizan fundamentalmente en la nariz, pómulos y barbilla. Puede afectar a cualquier persona aunque son más frecuentes en mujeres y en personas con la piel clara y sensible. Se desconoce la causa que provoca su aparición pero sí que existen una serie de factores que la favorecen, como los cambios extremos de temperatura, la aplicación de corticoides, el abuso del tabaco, el estrés o la menopausia.
Tratamiento: La cuperosis se elimina definitivamente con el láser Decolorante pulsado. Este tipo de láser tiene afinidad con el color rojo, con la hemoglobina y cuando dispara sobre el capilar el color rojo absorbe la energía del láser, rompe el endotelio- la capa interna que recubre el vaso sanguíneo- y provoca el colapso del vaso. El organismo se ocupa de reabsorber los vasos sanguíneos dañados hasta que desaparecen sin dejar rastro.
El tratamiento es definitivo, ese vaso sanguíneo nunca vuelve a aparecer, pero sí pueden dilatarse otros nuevos por lo que habrá que seguir unas pautas para prevenir que vuelva la cuperosis.