A partir de los 35 años la producción de colágeno y elastina se ralentiza y la piel empieza a mostrar síntomas de flacidez. Existen tratamientos, como la radiofrecuencia, que pueden corregir la flacidez incipiente, pero cuando el problema ya se ha instalado a veces es necesario recurrir a otros procedimientos. El llamado ‘lifting invisible’ es una técnica que realiza en Clínica Ordás el doctor Rafael Gálvez con muy buenos resultados. Con el lifting invisible se logra rejuvenecer tanto el tercio medio como el tercio inferior de la cara: despeja el canto externo de los ojos, sube las colas de las cejas y define los pómulos y el óvalo facial.
La técnica es sencilla. Se realiza una pequeña incisión en la raíz del pelo, justo encima de la oreja, y con una técnica e instrumental especial, se realiza una sutura quirúrgica que consigue acortar el músculo temporal y arrastrar la piel hacia arriba sin necesidad de cortar. Esta intervención se realiza en el quirófano de la consulta y suele durar una media hora.
El paciente ideal son personas entre 40 y 60 años, cuyo rostro ha descendido por la flaccidez y cuyos ángulos y curvas de la cara se han difuminado por el efecto de la gravedad y por la relajación de los tejidos blandos de la cara, la grasa y la piel. Una alternativa al lifting tradicional pensada para aquellas personas que notan un descenso de las estructuras faciales pero no en un grado que les compense pasar por el quirófano.
La recuperación es inmediata. No suele haber hematomas y la cicatriz, de tan solo un centímetro, queda camuflada en el límite de implantación del pelo.
Esta técnica está desaconsejada en aquellos pacientes que tengan una relajación excesiva de la piel o que necesiten un mayor grado de rejuvenecimiento general del rostro.
Los resultados son casi inmediatos y duran entre 3 y 4 años sin necesidad de ningún mantenimiento.